COMO DESPERTAR LA
CREATIVIDAD DORMIDA EN TUS EMPLEADOS
Al hablar de innovación es común que salgan a la luz
ejemplos como los de Apple, cuyo fundador
Steve Jobs fue capaz de visualizar necesidades que los clientes ni
siquiera sabían que tenían. Los genios creativos existen pero, incluso en el
caso de Jobs, la disrupción fue un trabajo de equipo. Los trabajadores son una
fuente latente de ideas y de sugerencias de mejora.
¿De qué sirven los exigentes procesos de selección, si
después no les das la oportunidad de mostrar lo que valen?. La innovación no
surge por arte de magia, sino que hay que promoverla y estructurarla de modo
que la idea inicial se acabe transformando en algo palpable, ya sea la mejora
de un proceso interno o la fabricación de un nuevo producto comercial
BASTA DE EXCUSA
Promover la innovación pasa, en primer lugar, por una mayor tolerancia
al fracaso. “Fail fast, fail often” (falla rápido, falla a menudo), se suele
decir en Silicon Valley. Se trata de una cuestión relacionada con la cultura
corporativa, y en menor medida con materias como la económica.
Según una encuesta realizada a nivel europeo por el centro
de investigación Ateknea Solutions, el 56% de las pymes españolas destaca la
falta de financiación, tanto público (un 30%) como privada (26%), como el
principal problema a la hora de innovar. Otras barreras serían la falta de
ideas (22%) o el exceso de burocracia (14%). “Sin embargo, el 70% no ha
participado nunca en concursos para la obtención de fondos públicos. Esto pone
de manifiesto una falta de motivación en las pymes”. Concluye el estudio.
Cotec hizo saltar las alarmas con su último estudio sobre el
estado de la innovación tecnológica en España. “Desde que comenzó la crisis, en
2008, hasta 2011, último año del que INE dispone de datos, el número de
empresas con actividades innovadoras se redujo en un 43%, mientras que el de
compañías con actividades de I+D se redujo en un 36%. Un rápido descenso que,
según los expertos, va a seguir deteriorándose en los próximos años. Pronto, el
número de empresas innovadoras serán la mitad de las que había al comienzo de
la crisis”, sentencia el director general de Cotec. Juan Mulet.
¿De qué manera han de canalizar las ideas de los
empleados? Y antes aún, ¿cómo animar a
los trabajadores para que piensen en otra forma de hacer las cosas?. En el
mundo de la gran empresa contamos con ejemplos como los de 3M o Google, que conceden a sus empleados un 15% y 20% de
su tiempo laboral, respectivamente, para que trabajen libremente en otros
proyectos. En la española Indra cuentan con iniciativas como Genesys, un
programa piloto de intraemprendimiento para sus profesionales con un perfil más
técnico, que ya va por su segunda edición. En la primera convocatoria
participaron 50 empleados, en la segunda ya eran 100, formando equipos
heterogéneos de trabajo.
Otro ejemplo. En la sede irlandesa de HP pueden verse
multitud de carteles animado a los trabajadores a que propongan fórmulas para
ahorrar costes. La recompensa una parte de ese ahorro.
Es una escala más pequeña, Twitter nació a partir de un
hackaton o concurso de ideas propuesto por el CEO de Odeo, una start up en
apuros. Un buzón de sugerencias es un paso positivo, pero claramente
insuficiente para extraer todo el valor del talento interno. No se trata sólo
de asumir más riesgos, sino de saber gestionarlos.
LA IDEA ES SÓLO EL
COMIENZO
“El proceso creativo no termina con una idea, sino que
empieza con ella. Las ideas creativas son solo el primer paso del largo proceso
que supone convertir los pensamientos en realidad”, solía decir Alex Osborn,
cofundador de BBDO y padre del brainstorming.
La idea ha de materializarse, lo que requiere elaborar un
plan de negocio, gestionar la resistencia y mantener el entusiasmo, entre otros
pasos propuestos por el consultor Kumar Nochur . Esto último es lo más difícil,
y requiere de altas dosis de transparencia y comunicación interna. Hacer que
quien propuso una idea se sienta partícipe del proyecto y conozca su evolución
(incluso cuando ésta atraviesa obstáculos o termine abandonándose y su éxito en
el mercado constituye el mejor incentivo.
“Por si solas, las ideas geniales están sobrevaloradas. Son
un punto de partida, pero innovar requiere ir más allá, es la confluencia entre
la creación del algo nuevo y la comercialización de ese producto y servicio con
éxito”, concluye Carlos Domingo, presidente y CEO de Telefónica Investigación y
Desarrollo, y autor en El viaje de la innovación.
PREMIA LAS MEJORES
IDEAS… Y CASTIGA EL CONFORMISMO
El 60% de los trabajadores tiene su talento dormido. Es la
principal conclusión de un estudio elaborado por la consultora de recolocación
y detección del talento. Lee Hecht Harrison. “La relación con la organización
juega un papel fundamental en tanto en cuanto es capaz de estimular o retraer el
potencial de un trabajador”, comentan desde esta firma.
Para explorar al máximo este talento latente se pueden realizar encuestas que midan el compromiso de
los empleados para con la empresa y la visión que tienen sobre sus productos y
su futuro. Una vez identificados quiénes son los cazadores de ideas ocultos, el
emprendedor puede buscar modos de incentivar y premiar las mejores sugerencias.
En determinados casos, siempre que el trabajador haya sido informado de cuál es
su función y que se espera de él, puede asi mismo castigarse el conformismo.
El dinero genera una indiscutible motivación, pero no se
debe abusar de esta vía, inevitablemente perecedera. “Los incentivos económicos
tienen una relación con el desarrollo y la adopción de nuevas ideas mucho más
complicada de lo que podríamos imaginar”, sostiene Steven Johnson, autor de
Where good ideas come from (de donde vienen las buenas ideas), para quien ,
precisamente por la variable económica del asunto, el autor de la idea tenderá
a protegerla en exceso, en lugar de
abrirse a aportaciones de terceros que enriquecieran su propuesta.
Comentarios
Publicar un comentario