HABILIDADES GERENCIALES
En publicaciones anteriores
tomamos los conceptos de Peter Drucker, hablábamos de la importancia de que
cada persona conozca y trabaje en el permanente desarrollo de sus fortalezas,
antes que en tratar de mejorar competencias para las que se carece totalmente
de habilidad, con el fin de poder pasar de un muy buen desempeño a un desempeño
excelente o superior. La clave, decíamos, radica en conocerse diferentes
aspectos de sí mismo, dentro de los que mencionamos la arrogancia intelectual,
los malos hábitos, la capacidad para trabajar en equipo y el descubrimiento de
si uno es lo que Drucker denomina, un lector o un auditor.
Algunas personas, dice Drucker,
son muy buenas trabajando solas, algunos pueden ser buenos mentores y otros
excelentes tomadores de decisiones. Es responsabilidad del profesional
descubrir y aceptar en qué tipo de relación se desempeña mejor; si como
director o subordinado. Aquí Drucker presenta un interesante ejemplo recordando
al general Marshall, cuando refiriéndose a Patton, que era considerado el héroe
militar de la Segunda Guerra Mundial. Dijo: “Patton es el mejor subordinado que
el ejército de los EEUU ha producido, pero sería el peor comandante.
Por eso considera primordial
saber si uno es sobresaliente en el papel de asesor, pero tiene dificultades
para soportar la presión que representa tomar directamente las decisiones.
Algunas personas -dice- para tomar decisiones requieren del aporte de los
asesores, porque ellos los obligan a pensar; pero una vez han realizado el
análisis completo de la información, toman las decisiones con rapidez y
confianza. De ahí, que muchas veces, ejecutivos que se desempeñan de manera
sobresaliente como el número dos de una organización, fracasan rotundamente
cuando son promovidos a la posición del número uno.
Paralelamente con el punto
anterior, es importante descubrir si somos capaces de desempeñarnos bien
trabajando bajo presión o si, para producir resultados, requerimos un entorno estructurado
y tranquilo. El tamaño de la organización también puede ser determinante;
algunos ejecutivos se desempeñan de manera sobresaliente en empresas pequeñas o
medianas y otros en grandes organizaciones; Drucker afirma que muchas veces vio
a personas muy exitosas naufragar al pasar de una organización grande a una
pequeña y viceversa.
La forma como uno aprende es
también determinante, algunos aprenden leyendo, otros haciendo, escuchando,
hablando o escribiendo. Según Drucker, tener claro cómo se aprende y actuar a
partir de ese conocimiento es básico para alcanzar un alto desempeño.
Otro punto que, según Drucker,
puede llevarnos al éxito o al fracaso es el sistema de valores que tiene la
organización para la cual trabajamos; cuando los valores de la empresa no están
alineados o son incompatibles con los nuestros, el individuo se siente incómodo
y su desempeño nunca puede ser sobresaliente.
El problema que plantea aquí, no
es tanto ético, sino de visiones diferentes en las relaciones entre la empresa
y sus clientes internos y externos.
El autor insiste a lo largo de su
texto, en que la mayoría de nosotros trabaja y logra objetivos con la colaboración
de otras personas que, al igual que uno, trabajan de una determinada manera,
tienen unos valores y unas fortalezas que debemos aprovechar. Es nuestra
responsabilidad, dice, averiguar cómo se desempeña el jefe para adaptarnos de
manera eficazmente a su forma de trabajo y contribuir positivamente al logro de
sus metras y objetivos.
Para ello, es necesario alentar
la comunicación entre los colaboradores y sus jefes y entre los distintos
equipos de trabajo, para que todos conozcan qué están haciendo el otro, cómo la
está haciendo, que resultados espera y cómo podríamos apoyar su labor; no
espere a que el otro adivine; dé usted el primer paso expresándole a su equipo estos puntos fundamentales para
conseguir el mejor desempeño de todos.
Podríamos concluir que para alcanzar el éxito es
necesario que el profesional tenga claridad sobre cuáles son sus fortalezas,
cuáles sus valores y en qué entorno podría desempeñarse mejor, para tratar de
ubicarse en la organización y en la posición donde pueda alcanzar un desempeño
verdaderamente excepcional.
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